3 de octubre de 2008

Tales from the crypt


Amanecí de malhumor.
Dolor en el cuerpo, cómo extraño mi cama!
Anoche me dormí angustiada, enredada en mis displaceres.
Comenzar el día con tanta negatividad es difícil.
Podía sentir en mi entrecejo el enojo, el gesto poco invitativo al diálogo.
Salí para la facultad, me subí al 118 y tomé conciencia de cuanto necesitaba escaparme, tomarme vacaciones, alejarme aunque sea por un rato.
Faltaba una cuadra para la parada en la que debía bajarme y decidí seguir de largo.
Ese pequeño cambio fue suficiente para conectarme con un espíritu casi aventurero.
Me sentí audaz, estaba haciendo algo espontáneo que no sabía en qué iba a terminar.
Cuánto hacía que no me permitía jugar?
Qué me pasó? Cuando me convertí en esta amarga persona de ceño fruncido y cabeza baja?
No me siento bien. El espejo me devuelve una imagen que no reconozco como propia.
En estos días no me gusta ser yo.
No me gusta quien estoy siendo.
El colectivo seguía y yo sumergida en el asiento y en mis oscuros pensamientos.
Me hacía bien, me estaba permitiendo el enojo.
Y dónde me bajaré? No importa, ya veré...
Pero con semejante malhumor era difícil encontrar un lugar apropiado.
Junto con el do de "apropiado" se me reveló el lugar. Perfecto.
Me bajé en Las Heras y caminé con la lentitud y comodidad que surgía de mi cuerpo.
El cementerio, un lugar perfecto.
Qué bueno andar por Recoleta sin gente!
Entré al cementerio y recorrí sus callecitas como lo hacía cuando me rateaba del colegio fumada con mis amigos.
Entré en un trance inmediato, memoria emotiva quizás.
Un lugar donde convive la belleza con lo tenebroso, la paz con el silencio, la curiosidad y el espanto.
Leí placas, admiré esculturas, me pregunté por la vida de este y de aquel.
Me emocioné con un poema y me espanté con algunas tumbas y calaveras.
Pero predominó la belleza y ese clima tan particular de este cementerio.
Hubiese sido un grave error ir a otro lugar. Este supo amalgamar mi oscuridad veteándola con reflejos plateados, haciendo grises, destellando por momentos en tornasolados hasta que todo volvió a su color habitual.
Extranjeros sacan fotos. Fantaseé con colarme en el tour. Y con esos rubios nórdicos.
Pero solo imaginación, no estaba apta para entablar ninguna conversación, cuando me pongo perra tengo el peor carácter.
Pero si me lo permito, si me doy permiso para ser aunque sea hoy una crabby bitch...al rato se me pasa.

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