21 de junio de 2010

qué ves cuando me ves?

Una y otra vez.
Repetimos la historia.
Vos proyectás en mí la mujer que no soy.
Yo proyecto en vos el hombre que no sos.
Cada vez que nos encontramos vos esperás encontrar aquella incondicional amiga amante con la cual reir y divagar, la que lamía tus heridas y parecía no necesitar nada y podía darlo todo.
Y cada vez que te encuentro espero ver a ese bello hombre atormentado, ese corazón envuelto en espinas tratando de abrirse paso y que sólo necesita alguien como yo, que te conoce en profundidad.
Claro que por algún loco mecanismo de nuestras mentes, sólo recordamos la primer foto que tomamos el uno del otro allá hace tiempo.
Ni yo soy esa foto que sacaste. Ni vos sos esa foto que tomé de vos aquella tarde.
Darnos cuenta de quienes éramos nos tomó tiempo, distanciamientos, discusiones, llantos...enojos.
Porque yo todavía no estaba segura de quién era yo. Si esa chica en esa foto tuya...o alguien tratando de ser esa foto...o alguien más, probablemente muy distinta a todo eso.
Y porque vos probablemente tampoco sabías muy bien quién eras, quién querías que los demás creyeran que eras...y si yo estaba entre todo eso.
Así tomamos distancia, nos alejamos. Nos hartamos de nosotros mismos, o de esos que se suponía éramos para el otro.
Y nos olvidamos...hasta que algún día nos recordábamos y nos llamábamos para vernos otra vez.
Y todo comenzaba desde cero. Con aquella primera impresión. Aquella primera imagen, esa primera idea del otro.
Cuántas veces y con cuánta gente te pasó algo así?
Acaso somos capaces de asegurar que amamos u odiamos , extrañamos o deseamos a alguien sabiendo a quién estamos añorando?
O es que nos pueden cambiar el muñeco y ni siquiera nos damos cuenta?
Proyecciones.
Como ver diapositivas de antiguas vacaciones una y otra vez sobre un lienzo y nunca ver el lienzo. No querer o no saber.
Y a la vez...qué ves cuando me ves? Me ves a mí?
Qué parte de mí ves? Ves mis nudos o mis lazos? Mis colores o mis grises?
Por momentos pareciera que la gente ya no quiere tomarse tiempo para ver el lienzo detrás de la proyección.
Probablemente porque eso nos recuerda que nosotros también somos un lienzo sobre el que se proyectan toda clase de ideas e imágenes. Desde el afuera...y desde nosotros hacia nosotros mismos.
Ya no queda opción, si quiero ver más allá tengo que ver más acá.
Y supongo que eso es lo que más asusta.
Por eso no juego más.
Porque me tomé mi tiempo para verme y dado el caso de encontrarme con un otro tengo ganas de ver a un igual.
A alguien que se anime a verse y a verme.
Pero si quiero proyecciones, me voy al cine.
Nada más lindo que una tarde de pelis =)

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante