Uf...qué días extraños!
Me mantuve en un estado de tristeza, mareo, somnolencia y falta de fuerzas.
Me pregunté tantas veces "qué carajos me pasa?" que empecé a angustiarme primero por no poder identificar el estado emocional y segundo porque me propuse algo para este tiempo y así...bueno, resulta imposible!
De día estuve con tanto sueño y cansancio como para desear pasar el día completo en la cama.
De noche sin sueño, pero tampoco lo suficientemente pilas como para salir o hacer algo.
Ayer creo que la situación llegó a su punto más alto al estar con el estómago revuelto y mareadísima.
Dos personas me preguntaron si no estaría embarazada...fue lo único que me causó gracia: imposible!
Varias situaciones emocionales me atraviesan en este período y creo que me sensibilicé tanto a todas que terminé perdiendo el eje.
La ciudad de Italia de la cual descienden todos los portadores de mi apellido incluyendo a mi bisabuelo se derrumbó por un terremoto y me partió el corazón.
Ultimamente había fantaseado con la idea de conocer esa región, a raíz de que me puse en contacto con varias personas del mundo que llevan mi apellido y con los que hemos generado un muy lindo intercambio.
Y me dí cuenta que me sentía así: derrumbada, partida, rota. Como el escenario de un terremoto.
Estoy aprendiendo varias cosas de mi personalidad que me incomodan y ponen en marcha ciertas resistencias, ciertamente es un período al que hay que ponerle mucho ovario.
...y yo tan cansada!!!
Cómo no sucumbir si permito que todas las situaciones me atraviesen?
Cómo no estar partida y rota si me engancho en el drama?
Si voy por la vida con actitud de víctima de terremoto, lo único que voy a encontrar son escombros...y eso fue lo que obtuve: escombros, poca solidaridad y contención, ausentismos, tristeza y soledad.
La meditación es una herramienta que me permite tomar distancia, correrme del culebrón y ver más allá...y mucho, mucho más acá.
Qué importa la respuesta del otro? Importa qué crédito le estoy dando a esa respuesta.
Y lo cierto es que si todos andamos enganchados en el culebrón, nunca nos conocemos.
Si nos enamoramos del drama, jamás tendremos un amor sincero o compasión con un amigo.
Porque es mucho más fácil mirarse el ombligo, interpretar a la víctima, culpar al otro...
Porque es terreno conocido, porque comunicarse "de verdad" con otro implica que tengo que ser honesta conmigo misma y con lo que verdaderamente siento...y eso, eso no es cosa fácil.
Entonces medité, leí y me expandí.
Me sentí crecer por fuera de los límites de mi cuerpo y hay tanta paz y tanta belleza...quién necesita de aquel drama si no hace más que envolverme en una trama que no me interesa, que no es mía...que es puro ego gritando atención y volviendo a repetir lo mismo una y otra vez...?
Es como ver la misma película en producciones diferentes, con actores distintos pero los mismos personajes, el mismo conflicto, las mismas traiciones...again and again, and again...corten!!
Retomar las herramientas cotidianas que me corran de allí y me devuelvan a mi sendero.
A quien soy. A quien estoy siendo. A quien quiero ser.
Pero una vez que me haya podido disolver para por un rato no ser alguien, sino ser todo!
Dejar la mente cansada de tanto pensar a un costado y sentir...sentir sin mente, sin interpretación, que se convierte en un observar, sin identificación, sin enganche...
El dolor no es un estado permanente, es una barrera que hay que pasar y eso es crecimiento.
"...una situación penosa prolongada nos sirve muchas veces para reforzar el ego, jugar con el poder y encerrarnos en nosotros mismos."
"Precisamente el exceso de emoción y ese amor por el drama nos ha impedido hasta ahora pasar del sufrimiento a sus valiosas consecuencias"
(Ethel Morgan)
Así que aquí estoy, meditando y recuperando la energía perdida en novelitas.
Recuperando mi power!
Volviendo a ser una, entera, completa y ya no más partida y rota.
Respirando profundo y sintiendo el camino transitado, mirando cuántas herramientas conseguí, cuantos aliados hice en mi camino y cuántos maestros dispuestos a dar guía, apoyo y sostén.
He vuelto.
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