El sábado me había levantado a las 6 de la mañana, había dormido apenas una o dos horas y mal.
Pasé todo el día en una quinta en Tortuguitas, por lo cual, mi imagen a las 23 hs no era la mejor que podía mostrar.
Estabamos con Sandra comiendonos una picada y tomando una cerveza, a las 0,30 salía su micro, por lo que aprovechamos la espera y nos dedicamos a los embutidos, a la cerveza y a la charla femenina, tres cosas que nos gustan y mucho.
En el restaurant había una tele y detrás mío una mesa de varones que miraban un partido.
Acabada la picada y hasta la última gota de cerveza pagamos y Sandra se va a al baño.
Aprovecho para enviarle un sms a mi amigo Santi al que no le había podido responder.
Sumergida en la redacción del mensaje, noto que alguien deja un papelito en la mesa y en forma automática y sin despegar los ojos del teléfono le digo "gracias". No sé, pensé que era el mozo que dejaba algún ticket, qué se yo!
Cuando miro decía: Gastón y un número de teléfono. Creo que me puse colorada y seguí mirando el teléfono, abriendolo, cerrandolo, no sé...
Junté coraje y me doy vuelta, veo una mesa de chicos que tendrían promedio entre 20 y 25 años.
"Quien es Gastón?" pregunto.
"Él" dicen los amigos señalandolo con el dedo. "Yo" dice un rubiecito. Lindo rubiecito.
"Bueno, gracias Gastón" Le dije y guardé el papel en el bolso.
Llega Sandra y nos levantamos para irnos, cuando paso por al lado saludo, además quería volver a verlo y comprobar más de cerca si era tan chico como me había parecido.
Sí, lo es. Y lindo también.
Le cuento a Sandra, riendome. Justo a la tarde comenté que me sentía incómoda con mi imagen, que los kilos de más y mil cuestionamientos que nos solemos hacer las mujeres que queremos tener siempre una imagen mejor de la que tenemos.
Parecía una broma, o, como dijo Sandra, un enviado para renovar la autoestima.
Por curiosidad le envié un mensaje de texto y así comenzó una charla, me preguntó que iba a hacer y yo no podía hacer otra cosa que irme a la cama, pero a dormir!
Después de un montón de mensajes, le digo que quizás nos cruzabamos en la semana en un bar y le dí el nombre (del bar), más para ser cortés que otra cosa, porque en realidad no me podía tragar que un pendejo de 20 años estuviera interesado en mí.
Cuando ya parecía que la conversación había terminado llega un sms más: "Cuantos años tenés?" Preguntó. Yo me reí y dije, ok, con la respuesta me lo saco de encima, le respondo:
"Já, 36"
"Bueno, en la semana nos vemos, dale? Un beso, Gastón"
Glup.
4 comentarios:
uh! glup!
es un arma de doble filo, porque uno lo toma a la ligera, pero, y si dsps el pequeño resulta sumamente interesanteeee... y si si se enamora y todo? eh? mmm
le pregunto a ud y me pregunto a mi misma... por algunas situaciones que me resultan similares.
saluditos,
L
PD: la leí en ciega a citas.
Y bueno, la verdad es que no deja de ser halagador, hasta el momento no me animo a llamarlo.
Porque la verdad no me imagino que haya mucho de interesante en algo así, peeeero....para algo que no tenga nada de serio y mucho de divertido está bueno.
Es una posibildad.
Gracias por pasar, L, le mando un abrazo y seguimos cruzandonos en Ciega a Citas, el nuevo vicio!!
ESE era el niño!!! OK!
no sabbíaa!
Que vas a hacer?
Beso
Nada...no voy a hacer nada.
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